Capriles: "El voto en Venezuela es un ejercicio de resistencia"
"La MUD ha dado la impresión de que es una plataforma electoral. Ahí es donde viene el debate", señaló el gobernador de Miranda, Henrique Capriles Radonski.
"Me puedo amarrar a la puerta de la gobernación y el Gobierno igual dirá que no estoy" (V.C)
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ELVIA GÓMEZ , HENRIQUE CAPRILES RADONSKI , GOBERNADOR DE MIRANDA| EL UNIVERSAL
domingo 15 de diciembre de 2013 08:43 AM
Henrique Capriles Radonski tras los comicios del 8D se apresta a meterse "en el corazón de los problemas del país". Pese a que no logró su objetivo, habla de emprender desde ya una "labor pedagógica". "A veces nos quedamos en las opiniones de los economistas pero la gente no entiende eso".
Afirma que hay municipios donde funciona muy bien "la campaña de terror" del Gobierno, que es el principal empleador, "y no hemos logrado que a la gente le entre aquí adentro en su corazón la tranquilidad de que un cambio no va a significar que pierda su trabajo".
-¿Ha variado su percepción del resultado electoral?
-Yo mantengo la lectura: tenemos un país dividido, nadie logró el 50%. La connotación nacional que yo buscaba no se logró. Hicimos un esfuerzo sobrehumano, casi con un megáfono. No son excusas, pero esta fue la campaña más desigual de nuestra historia política. Hay personas que todavía no terminan de darse cuenta del carácter de la lucha. Yo, honestamente, más de lo que hice para hacerle entender a los 7,5 millones que votaron por mí el 14A que si querían un cambio en el país tenían que expresarlo el 8D... eso no se logró.
-¿Falló el mensaje?
-Creo que el mensaje de que esta era una oportunidad para el cambio no llegó, o no con el alcance para el que yo trabajé. Si lo hubiese logrado hoy tuviéramos un país pintado de azul. Hay unos que ahora critican haberle dado carácter nacional a la elección, ¡ah! ¿sí?, y qué hubiese pasado si yo no me metía en la campaña y no le echaba pichón. ¿El resultado iba a ser mejor? Yo lo dudo, hubiese sido hoy tierra arrasada completamente. Yo tuve que sortear todos los obstáculos que te puedas imaginar, no lo uso como excusa, pero aún así logramos llevar el mensaje a más de 130 municipios.
-Los obstáculos y el cerco comunicacional no explican la apatía en Baruta.
-Allí hay varias cosas, la gente cree que la alcaldía está ganada y por eso cree que su voto no hace una diferencia nacional. Ese es el tema: cuánto pesa esa expresión a nivel nacional, que es lo que yo les decía. Estamos haciendo ese análisis, pero hay un resultado agridulce: tenemos 77 alcaldes y más de 800 concejales en todo el país y antes no llegábamos a 300. Yo dejé el pellejo defendiendo el interés colectivo y me siento muy orgulloso.
-¿Qué dice a los críticos de su estrategia plebiscitaria?
-Yo salí a hacer campaña por la Unidad, no para un partido político ni a venir a sacar cuentas. Se lo dije a Primero Justicia, eso está completamente fuera de contexto. Los alcaldes ganaron por la Unidad, si hubiesen ido solos hoy no serían alcaldes y esto es importante no olvidarlo. Yo salí a hacer campaña con el mismo empeño con el que alguien sale a decir hoy "es mío" (el alcalde). Esa es la política pequeñita en la que yo no ando. Venir a decir ahora que la gente se desmovilizó porque el 14 de abril no salimos a la calle, demuestra muy poca lectura del país real, profundo, de la Venezuela grande.
-Estamos hablando de Leopoldo López.
-Bueno, el que lo haya dicho.
-Fue él quien lo dijo.
-Bueno... el que lo haya dicho. Eso demuestra una desconexión absoluta con lo que vive nuestro pueblo. Si nos queremos meter en profundidades, hay personas que tuvieron responsabilidades en octubre (López como coordinador de campaña) y ahí todo salió bien, pero en abril, que ganamos, todo salió mal. Parece que para unos la Unidad es buena cuando la lideran y si no están en primera fila es mala. Hay electores que en cada proceso, frente a las desviaciones del CNE se preguntan si su voto vale la pena y allí es donde no nos podemos cansar de decirlo: el voto no es del Gobierno ni del CNE y la mejor forma de hacer valer el voto es ejerciéndolo. ¡Eso no va a cambiar porque no tenemos una democracia plena!
-La admisión de Maduro en TV "con mucho dolor" de la derrota en Maturín demuestra que el Gobierno sí sale con votos.
-Es que el voto en Venezuela es un ejercicio de resistencia. Cuando llamamos a votar y a defender los votos no es un eslogan. El Gobierno es tramposo, juega sucio, no respeta las leyes, controla al árbitro, pero a pesar de todo eso los venezolanos tenemos una oportunidad si votamos, resistimos en las mesas y defendemos nuestros votos. Para mí esa es 'la calle' más importante. El 10 de marzo yo asumí un quiebre en nuestro planteamiento, le dijimos a la gente por la calle del medio: el CNE, el TSJ son tramposos, todo lo tenemos en contra y lo que tiene cada uno y no se lo pueden robar es su voto, porque la máquina sí lo cuenta. El cuaderno de votación lo usan para usurpar si ahí no está el testigo y miembro de mesa. ¡Entendamos que no nos van a dar condiciones! y esa es la mejor ruta porque nosotros no vamos a tomar las armas.
-Pero la Unidad tampoco tiene la fuerza para obligar al Gobierno a dialogar.
-No le va a quedar más remedio, salvo que ellos quieran cerrar su ciclo político sacando la cuenta de todo o nada. Como vamos, al final el Gobierno tendrá que abrirse al diálogo.
-No hay elecciones programadas a menos que el Gobierno se invente una...
-O que nosotros programemos una...
-¿Antes de promover otra elección no es mejor el fortalecimiento social?
-La MUD hacia afuera ha dado la impresión de que es una plataforma electoral y ahí es donde viene el debate dentro de la revisión que plantea Ramón Guillermo (Aveledo). Puede ser que la decisión sea que se mantenga como una plataforma electoral o que vaya más allá y aglutine todo lo que son las organizaciones sociales y desarrollar la parte programática.
-¿No lo tiene claro aún?
-Yo creo que la Mesa es fundamental pero siento que los intereses individuales pueden no permitir que la Unidad trascienda. Cuando uno ve una página completa en el periódico (sábado 7) hablando de Constituyente y que eso no lo recoge la Unidad, ¿qué hay detrás de eso?, ¿estás tratando de buscar, en un ambiente de turbulencia, cómo picar adelante? Yo sí estoy de acuerdo con que continúe Ramón Guillermo Aveledo, no soy de los que habla mal de él por detrás.
-No puede tasar a toda la Unidad por algunos factores.
-Seguro, ¡pero están en la Unidad!
-¿Habla de depurarla?
-Sí, depurarla... bueno, se va a depurar sola en la medida en que se abra juego y bien lo decía ayer (miércoles) Ledezma, que la Unidad se abra y no se quede en la plataforma electoral. Hay que promover el diálogo con los sindicatos, con los consejos comunales, iglesias, universidades, hay mucho país. Ante un Gobierno todopoderoso a veces caemos en el error de creer que el diálogo es si el Gobierno nos llama.
-Hay una oportunidad. El Gobierno arrasó con casi toda organización social plural y ahora hay 800 concejales que pueden acompañar reclamos sociales que se producen a diario en el país.
-Ese es el debate. Yo me inclino porque la Unidad se convierta en el gran acompañante de los venezolanos en sus problemas diarios. Henri Falcón y yo coincidimos: "frente al socialismo decadente, el progresismo inteligente, incluyente y eficiente". Los concejales pueden tener visiones y realidades distintas pero debe haber un librito programático que ante lo que plantea el Gobierno diga qué plantea la Unidad.
-Ese programa municipal existe, lo hizo la Mesa.
-Claro que existe, pero no ha llegado. Si no hay elecciones ¿cuál es el rol de la Mesa? Ahí es donde yo digo que hay que afinar una propuesta programática y que cada concejal tenga claros los principios que se leyeron el 23 de enero (acto en Parque Miranda). La Unidad debe crear una marca diferenciadora con el Gobierno, pero sin convertir a la Unidad en un partido único. A los alcaldes les digo: piensa que tu diálogo no necesita la venia de Maduro.
-Si se construye una fuerza social al Gobierno no le quedará más remedio que dialogar, cosa a la que ahora no se siente obligado.
-El Gobierno dice que el diálogo pasa por el reconocimiento. ¿De cuál reconocimiento habla? Porque cuando yo dije el 8D que el país está dividido estoy reconociendo que hay una mitad aquí y otra allá. El diálogo tiene que ser sin condiciones, la única que yo pondría es el respeto a la Constitución.
-Pero siguen designando gobiernos paralelos.
Afirma que hay municipios donde funciona muy bien "la campaña de terror" del Gobierno, que es el principal empleador, "y no hemos logrado que a la gente le entre aquí adentro en su corazón la tranquilidad de que un cambio no va a significar que pierda su trabajo".
-¿Ha variado su percepción del resultado electoral?
-Yo mantengo la lectura: tenemos un país dividido, nadie logró el 50%. La connotación nacional que yo buscaba no se logró. Hicimos un esfuerzo sobrehumano, casi con un megáfono. No son excusas, pero esta fue la campaña más desigual de nuestra historia política. Hay personas que todavía no terminan de darse cuenta del carácter de la lucha. Yo, honestamente, más de lo que hice para hacerle entender a los 7,5 millones que votaron por mí el 14A que si querían un cambio en el país tenían que expresarlo el 8D... eso no se logró.
-¿Falló el mensaje?
-Creo que el mensaje de que esta era una oportunidad para el cambio no llegó, o no con el alcance para el que yo trabajé. Si lo hubiese logrado hoy tuviéramos un país pintado de azul. Hay unos que ahora critican haberle dado carácter nacional a la elección, ¡ah! ¿sí?, y qué hubiese pasado si yo no me metía en la campaña y no le echaba pichón. ¿El resultado iba a ser mejor? Yo lo dudo, hubiese sido hoy tierra arrasada completamente. Yo tuve que sortear todos los obstáculos que te puedas imaginar, no lo uso como excusa, pero aún así logramos llevar el mensaje a más de 130 municipios.
-Los obstáculos y el cerco comunicacional no explican la apatía en Baruta.
-Allí hay varias cosas, la gente cree que la alcaldía está ganada y por eso cree que su voto no hace una diferencia nacional. Ese es el tema: cuánto pesa esa expresión a nivel nacional, que es lo que yo les decía. Estamos haciendo ese análisis, pero hay un resultado agridulce: tenemos 77 alcaldes y más de 800 concejales en todo el país y antes no llegábamos a 300. Yo dejé el pellejo defendiendo el interés colectivo y me siento muy orgulloso.
-¿Qué dice a los críticos de su estrategia plebiscitaria?
-Yo salí a hacer campaña por la Unidad, no para un partido político ni a venir a sacar cuentas. Se lo dije a Primero Justicia, eso está completamente fuera de contexto. Los alcaldes ganaron por la Unidad, si hubiesen ido solos hoy no serían alcaldes y esto es importante no olvidarlo. Yo salí a hacer campaña con el mismo empeño con el que alguien sale a decir hoy "es mío" (el alcalde). Esa es la política pequeñita en la que yo no ando. Venir a decir ahora que la gente se desmovilizó porque el 14 de abril no salimos a la calle, demuestra muy poca lectura del país real, profundo, de la Venezuela grande.
-Estamos hablando de Leopoldo López.
-Bueno, el que lo haya dicho.
-Fue él quien lo dijo.
-Bueno... el que lo haya dicho. Eso demuestra una desconexión absoluta con lo que vive nuestro pueblo. Si nos queremos meter en profundidades, hay personas que tuvieron responsabilidades en octubre (López como coordinador de campaña) y ahí todo salió bien, pero en abril, que ganamos, todo salió mal. Parece que para unos la Unidad es buena cuando la lideran y si no están en primera fila es mala. Hay electores que en cada proceso, frente a las desviaciones del CNE se preguntan si su voto vale la pena y allí es donde no nos podemos cansar de decirlo: el voto no es del Gobierno ni del CNE y la mejor forma de hacer valer el voto es ejerciéndolo. ¡Eso no va a cambiar porque no tenemos una democracia plena!
-La admisión de Maduro en TV "con mucho dolor" de la derrota en Maturín demuestra que el Gobierno sí sale con votos.
-Es que el voto en Venezuela es un ejercicio de resistencia. Cuando llamamos a votar y a defender los votos no es un eslogan. El Gobierno es tramposo, juega sucio, no respeta las leyes, controla al árbitro, pero a pesar de todo eso los venezolanos tenemos una oportunidad si votamos, resistimos en las mesas y defendemos nuestros votos. Para mí esa es 'la calle' más importante. El 10 de marzo yo asumí un quiebre en nuestro planteamiento, le dijimos a la gente por la calle del medio: el CNE, el TSJ son tramposos, todo lo tenemos en contra y lo que tiene cada uno y no se lo pueden robar es su voto, porque la máquina sí lo cuenta. El cuaderno de votación lo usan para usurpar si ahí no está el testigo y miembro de mesa. ¡Entendamos que no nos van a dar condiciones! y esa es la mejor ruta porque nosotros no vamos a tomar las armas.
-Pero la Unidad tampoco tiene la fuerza para obligar al Gobierno a dialogar.
-No le va a quedar más remedio, salvo que ellos quieran cerrar su ciclo político sacando la cuenta de todo o nada. Como vamos, al final el Gobierno tendrá que abrirse al diálogo.
-No hay elecciones programadas a menos que el Gobierno se invente una...
-O que nosotros programemos una...
-¿Antes de promover otra elección no es mejor el fortalecimiento social?
-La MUD hacia afuera ha dado la impresión de que es una plataforma electoral y ahí es donde viene el debate dentro de la revisión que plantea Ramón Guillermo (Aveledo). Puede ser que la decisión sea que se mantenga como una plataforma electoral o que vaya más allá y aglutine todo lo que son las organizaciones sociales y desarrollar la parte programática.
-¿No lo tiene claro aún?
-Yo creo que la Mesa es fundamental pero siento que los intereses individuales pueden no permitir que la Unidad trascienda. Cuando uno ve una página completa en el periódico (sábado 7) hablando de Constituyente y que eso no lo recoge la Unidad, ¿qué hay detrás de eso?, ¿estás tratando de buscar, en un ambiente de turbulencia, cómo picar adelante? Yo sí estoy de acuerdo con que continúe Ramón Guillermo Aveledo, no soy de los que habla mal de él por detrás.
-No puede tasar a toda la Unidad por algunos factores.
-Seguro, ¡pero están en la Unidad!
-¿Habla de depurarla?
-Sí, depurarla... bueno, se va a depurar sola en la medida en que se abra juego y bien lo decía ayer (miércoles) Ledezma, que la Unidad se abra y no se quede en la plataforma electoral. Hay que promover el diálogo con los sindicatos, con los consejos comunales, iglesias, universidades, hay mucho país. Ante un Gobierno todopoderoso a veces caemos en el error de creer que el diálogo es si el Gobierno nos llama.
-Hay una oportunidad. El Gobierno arrasó con casi toda organización social plural y ahora hay 800 concejales que pueden acompañar reclamos sociales que se producen a diario en el país.
-Ese es el debate. Yo me inclino porque la Unidad se convierta en el gran acompañante de los venezolanos en sus problemas diarios. Henri Falcón y yo coincidimos: "frente al socialismo decadente, el progresismo inteligente, incluyente y eficiente". Los concejales pueden tener visiones y realidades distintas pero debe haber un librito programático que ante lo que plantea el Gobierno diga qué plantea la Unidad.
-Ese programa municipal existe, lo hizo la Mesa.
-Claro que existe, pero no ha llegado. Si no hay elecciones ¿cuál es el rol de la Mesa? Ahí es donde yo digo que hay que afinar una propuesta programática y que cada concejal tenga claros los principios que se leyeron el 23 de enero (acto en Parque Miranda). La Unidad debe crear una marca diferenciadora con el Gobierno, pero sin convertir a la Unidad en un partido único. A los alcaldes les digo: piensa que tu diálogo no necesita la venia de Maduro.
-Si se construye una fuerza social al Gobierno no le quedará más remedio que dialogar, cosa a la que ahora no se siente obligado.
-El Gobierno dice que el diálogo pasa por el reconocimiento. ¿De cuál reconocimiento habla? Porque cuando yo dije el 8D que el país está dividido estoy reconociendo que hay una mitad aquí y otra allá. El diálogo tiene que ser sin condiciones, la única que yo pondría es el respeto a la Constitución.
-Pero siguen designando gobiernos paralelos.
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